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No soy jurista, ni estudiante de derecho, ni tan siquiera está entre mis planes serlo el día de mañana, pero no creo que ello me invalide para hablar de algo que no deja de ser de sentido común: la justicia.

Un sistema judicial como el español, que tan pronto aparta de la carrera judicial a un Juez como Garzón por investigar el franquismo que ilegaliza partidos que rechazan la violencia bajo la acusación de terrorismo, no deja de ser un sistema judicial «injusto».

En estos días, en los que tanto se escucha ese dogma inquebrantable de «acatar las decisiones judiciales», esas frases grandilocuentes basadas en el «respeto a la justicia», a uno le da que pensar, ¿y cuando me va a respetar a mi la justicia?

*Nota: Ahora es cuando a las tipicas acusaciones de rojo, masón y separatista los voceros de la caverna incluyen también el calificativo de anarcoterrorista o similar.

No me he leído la sentencia, pero no me hace falta hacerlo para saber que en el fondo, por mucho fundamento jurídico que se le de, a las decisiones de la justicia española lo que les falta últimamente es otro fundamento, el del sentido común, o peor aun, el del sentido democrático.

En un momento en el que un país practica el terrorismo de estado y todo el mundo lo celebra, nuestra justicia se dedica a ilegalizar partidos con una trayectoria democrática sólida, que llevan años rechazando el terrorismo y la violencia. No se a donde vamos a ir a parar, pero la irresponsabilidad democrática de quienes azuzan el debate, quienes aceptan las presiones con la boca pequeña y quienes impiden que todos seamos iguales ante la ley, no es algo que me tranquilice especialmente.

Bildu no es ETA, jamás los votaría, pero quiero tener derecho a poder hacerlo.