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Llevamos un par de años hablando de crisis, de paro, de lo mal que está la vida, quejándonos por todo. ¿Tiempos difíciles?

Víctor Merchán era presidente de las Juventudes Socialistas de Piornal, tras la sublevación contra el gobierno democrático de la II República fue sometido a un consejo de guerra en 1936.

Gracias a las gestiones de su familia pudo conseguir los servicios de un abogado y ser condenado «tan solo» a 12 años en vez de a los 30 habituales en esos casos. Permaneció en la cárcel hasta 1940, año en el que conoció a Filomena, la que un año después se convertiría en su esposa

En 1943 tuvo a su primer hijo y justo después se vio obligado a huir a las sierras del Valle del Jerte, principalmente al Torno y Piornal, perseguido por las fuerzas franquistas.

Comenzó su vida como maqui junto con otros compañeros de la zona*, periodo que duró dos años y medio, hasta que decidió, en la segunda visita de su mujer, volver al pueblo y esconderse. Esta decisión le permitió permanecer vivo, puesto que 15 días después, su grupo de maquis fue capturado y fusilado en Pozuelo de Zarzón. Entre esos compañeros se encontraba Justo Vila, que gracias al empeño de sus familiares y al apoyo de al Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura, este verano pudieron ser rescatados y llevados a Piornal sus restos mortales.

Víctor permaneció escondido en el desván de la casa de sus padres durante 3 años y 3 meses, durante los cuales siguió sin ver a su hijo, puesto que temían que la inocencia del niño pudiera desvelar su paradero.

Transcurrido este periodo, y con e aval de tres vecinos, fue llevado ante la comandancia de Cáceres, dónde su expediente comenzó a tramitarse, proceso que duró un año. Fue durante este tiempo cuando tuvo a su hija Pilar, que ya en la democracia se convertiría en una destacada dirigente socialista llegando a ser Presidenta de la Diputación de Cáceres.

Al finalizar ese año le llegó la sentencia, por la cual, en 1950 volvió a ingresar en prisión. Pasó cuatro años en la cárcel, hasta que en 1954 recibió el indulto aquejado de tuberculosis. Desde ese año, y hasta 2001 en el que falleció a los 91 años de edad continuó trabajando y transmitiendo sus ideales a su familia.

La historia de Víctor y Filomena es un motivo más que suficiente para que el sábado los jóvenes socialistas de la provincia de Cáceres queramos recuperar un trocito de nuestra historia y reconocer la labor que personas como Víctor y Filomena hicieron para que nosotros podamos vivir hoy en una democracia.

Y luego, ¿seguiremos diciendo que vivimos tiempos difíciles por culpa de la crisis?