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Pasó un año más el día de Extremadura, un día muy especial para alguien que lo vive desde pequeño en un pueblo: Guadalupe, para el que el día 8 de septiembre significa precisamente eso: Extremadura.

Un año más miles de Extremeños se han acercado desde Cáceres, Plasencia o Mérida (aunque le pese al Sr. Acedo) con un sentimiento de ser extremeño con mucho orgullo, de ser conscientes de las posibilidades de esta tierra, de que ni España es el culo del mundo ni Extremadura es el culo de España.

Me quedo un año más con los miles de peregrinos que dan vida no solo a Guadalupe, sino a toda la comarca de las villuercas durante estos días, con el trabajo de todos mis paisanos por recibir con los brazos abiertos a Extremadura, con las curas de rodilla y ampollas de mis compañeros de Cruz Roja Guadalupe o con el concierto de la Banda de música de Guadalupe el día 8 de septiembre.

Pd.- Solo dar las grácias al Sr. obispo de Plutón (mi amigo Paco Hurtado sigue con su particular cruzada para reivindicar Plutón) por permitirnos a los extremeños que la virgen de Guadalupe sea nuestra patrona, y de paso agradecerle también su (no) presencia en el día más importante del año para los Extremeños que aun siguen creyendo en Dios (que no es mi caso).