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Este fin de semana lo he pasado en mi pueblo: Guadalupe.

No ha sido un fin de semana normal, puesto que el sábado se congregaron allí más de 10 mil personas para celebrar el centenario de la proclamación de la Virgen de Guadalupe como patrona de Extremadura.

El sábado en Guadalupe cada uno vivia aquello a su manera: unos con fervor religioso, otros con curiosidad y (todo hay que decirlo) los menos simplemente con ganas de hacer algo de turismo (que de todo habia). Yo por mi parte pasé el día con mis compañeros de Cruz Roja de toda Extremadura en un hospital de campaña que montamos en la plaza del Poniente (me niego a llamarla por su nombre oficial, de toda la vida es «la plazalponiente»)

Sobre la homilia del obispo de Toledo… cuanto mejor si en vez de hacer política se hubiese referido a lo que muchos extremeños creyentes deseaban oirle: Que Guadalupe pertenezca a una diocesis EXTREMEÑA. A mi personalmente me puede dar igual, pero no creo que los creyentes extremeños tengan que depender de una persona que no entiende el significado que la virgen de Guadalupe tiene para ellos. Prefiero quedarme con las palabras del Superior del Monasterio cuando dice que el año jubilar también significará la puesta en marcha de programas solidarios («es que es franciscano» que me diria un amigo de Francisco de Asis, y mio también)

La historia de Extremadura y su lugar en el mundo no se puede explicar sin hablar de Guadalupe, de su monasterio y de sus gentes. Es por esto que es fundamental que las distintas administraciones le den el impulso necesario que Guadalupe y toda su Mancomunidad está pidiendo a gritos.

En un momento en el que hemos vivido en Extremadura una trasformación que trae consigo una red de comunicaciones con las que no podiamos soñar hace veinte años, una revolución de la imaginación y sobre todo el asentamiento de las bases de lo que es esta región, es ahora más que nunca cuando no debemos olvidar nuestro pasado y trabajar por una zona de Extremadura: Villuercas-ibores-Jara que por su orografia y lejania de las grandes ciudades (de toda la mancomunidad Guadalupe y Logrosán son los pueblos más grande con unos 2500 habitantes cada uno si no me equivoco) necesita de planes específicos para su desarrollo y supervivencia.

El año jubilar Guadalupense que se inició el pasado sábado es la excusa perfecta para poner en marcha esa serie de planes necesarios para el impulso a esta zona de Extremadura, y las actuaciones llevadas a cabo en esta última legislatura son una prueba de que vamos por el buen camino: Asfaltado del camino a la calera, guarderia infantil, Casa de Cultura (POR FÍN), reutilización de las escuelas de abajo, centro de día, o los ansiados aparcamientos de la primera alcantarilla son solo algunos ejemplos de lo que se ha hecho a lo largo de estos últimos cuatro años. Pero aún queda mucho por hacer y el programa que el consorcio creado para el año jubilar guadalupense ha puesto en marcha (con la participación de la Junta de Extremadura) es una buena noticia para Extremadura.