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Goyo Tovar es una de esas personas que merece la pena conocer y compartir una conversación dejando el reloj en el bolsillo.

Ayer escribió en su Blog: Papeles de Tovar, un post memorable que merece la pena leer y que me tomo la libertad de copiar un trocito:

Otra vez, padre, ha brotado de la tele el recuerdo de la Plaza de Toros de Badajoz; resulta que unos viejos periodistas han recopilado nombres y fotos de aquellos corresponsales de guerra de los años 30 y 40.

Allí estuvieron, en el agujero rojo de la plaza, con fotos en blanco y negro, en vida y luto. Una de las fotos sirve para clavar aplastados a cuarenta y tres cuerpos en la arena, medio los cubren chaquetas raídas y pantalones pobres. Están en el desorden que dicta la muerte y solo son cuarenta y tres. Algunos manchones oscuros acompañas a los cadáveres, unos son alargados y otros no se atreven a alejarse de los cuerpos. Dicen que eso era sangre. Negra?

Sólo son cuarenta y tres de la foto y cien veces más sería como cuatro mil. Cien veces más sangre, cien veces más jornaleros y maestros, labradores y silleros, los del puño cerrado, los de las madres en luto,…

Uno de aquellos reporteros afirmó que la sangre salió por la puerta de la Plaza de Toros de Badajoz y corría leve junto al adoquín.

Hoy, tapando lo que fue aquella plaza y la sangre de los cuatro mil represaliados, se levanta el Palacio de Congresos de la ciudad de Badajoz, que nos ha mostrado estas dos últimas semanas la exposición más orgullosa y cumplida de cuantas he visto sobre Extremadura. La que dará que hablar y hará callar.

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