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La que quiso ser concejala y el que quiso ser diputado autonómico han protestado porque la alcaldesa de Cáceres va a las procesiones de Semana Santa.

Criticar que un político vaya a una procesión es mear fuera del tiesto y hacer un flaco favor a los que sí defendemos la separación entre la iglesia y el estado. Si un representante político acude a la cena de una asociación, la inauguración de una empresa o el partido de basket del viernes ¿por que no puede acudir a una procesión?.

Se les ve el plumero, van de laicos por la vida pero en realidad lo único que buscan es protagonismo y venganza política fruto de su frustración de querer haber sido y haberse quedado en el camino. Son los mismos que critican cortes de calle por una procesión, pero no por un maratón o una vuelta ciclista; los mismos que critican el ruido de una banda de cornetas y tambores y cada dos por tres están montando altavoces en el bombo de Cánovas para quejarse porque hay gente que no opina como ellos.

Si de verdad luchan por el laicismo, ¿por que no hablan de esas imágenes de los legionarios cargando con un Cristo o de un tricornio escoltando un paso?. Eso sí que es criticable y da hasta un poquito de miedo, eso si que atenta contra el artículo 14 de la constitución, pero claro, con eso no tienen excusa para arremeter contra la alcaldesa de Cáceres.