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El puente de diciembre tiene múltiples significados, pero a mi el que siempre más me ha gustado ha sido el de ser el pistoletazo de salida de las zambombas, botellas y almireces por las calles de Guadalupe para cantar «la Zagalita», «el calderero» o «la mosca la mora».
Fue también en torno al puente de 1995 (el 3 de diciembre) cuando se presentó el libro que recoge todos los villancicos que se cantan por estas fechas en la puebla: «Guadalupe canta en navidad», de Cesáreo Plaza. Un trabajo de muchos meses de recopilación que tuvo por recompensa un libro editado por la Editora Regional de Extremadura que se agotó en pocos meses. Una recompensa que se siente de cerca cada año cuando se ve salir a la gente cantando por las calles, libro en mano, o al saber que no hay casa del pueblo en la que falte un ejemplar para consultar esa letra que se resiste.

Recuerdo las muchas tardes que mi padre pasó con Juan José Sánchez, Juan Villa, Gregoria Rubio y principalmente con Carmen Jorge, su hijo José Antonio, Antonio Jorge Cortijo y su yerno Ángel Sánchez, con un caset para grabar la música y una libreta para copiar las canciones, en un tiempo en el que no se conocía aun ni el sibelius ni el encore, y toda la música se escribía a mano. Recuerdo el día que Jorge Villa se presentó con una foto del cuadro que desinteresadamente pintó para la portada del libro, las pruebas que llegaban de la imprenta Rayego o el día que por fín entró el libro en casa. Eran aquellos tiempos en los que tanto el ayuntamiento de Guadalupe como la consejería de cultura se preocupaban por recuperar y mantener vivas las tradiciones de los pueblos.

Hace poco la familia de Fortu (una de esas personas que vivía la navidad intensamente) nos dio una copia en vídeo de la presentación del libro. Iré colgando algunos videos poco a poco a lo largo de las navidades. Hoy para empezar os dejo con «bienvenido a nuestros valles», interpretado por la rondalla de la escuela de música: