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Desde el ayer han regresado las vacas, toros y chotas al coso taurino de Guadalupe, que no es ni más ni menos que de la puerta de casa parriba (que diria el otro).
Comenzaron el míercoles a las 12 de la noche (martes noche para algunos) con un chupinazo encendido por el dire de la banda de música de mi pueblo (ahora es cuando yo saco pecho y digo que es mi padre), para continuar con la fiesta por los alrededores de la plaza del poniente, las copitas en la malia, los churritos con chocolate y la vaca mañanera, rodeada de paisanos con una buena paliza a cuesta en sus hígados; y todo eso mientras este que escribe toreaba ecuaciones diferenciales, frecuencias, teoremas de fourier y fundamentos de cacharros acústicos.
Mi coche (el del dire de la banda para hablar con propiedad) ha salido ya de la UVI, pero aun está en el post operatorio sin saber a ciencia cierta si se salvará, así que en menos de una horita memontaré en «el correo» rumbo Guadalupe a realizar la faena torera que me espera, que no es otra que subirme al tablao por la tarde y tocar los paquitos chocolateros, ragon falez, amparitos rocas y nervas varias para despuer soplar hacia adentro una cervecita en las duchas de la malia e irme a dormir tempranito (churros mediante) para empezar un nuevo día de faena.

Portense bien, estudien y sean felices.